United Kingdom Halka, Escuer, Contreras, Dzubay, Ortiz, Luna: Ónix Ensamble (Alejandro Escuer [flute], Fernando Domínguez [clarinet], Abel Romero [violin], Edgardo Espinosa [cello] & Edith Ruiz [piano]), National Sawdust, Brooklyn, New York. 9.9.2016. (BH)
Charles Halka – Por la fuerza las tierras (2010)
Alejandro Escuer – Kaze (2015)
Juan Pablo Contreras – Silencio en Juárez (2011)
David Dzubay – Kukulcan II (2007)
Gabriela Ortiz – Tepito: Barrio de resistencia (2015)
Armando Luna – Pasatiempo Concertante (2010)
No es un secreto que México, una de las grandes culturas del mundo, ha sido golpeado en las últimas décadas por el crimen, para consternación y enojo de sus ciudadanos y de aquellos que admiran la rica herencia del país. Responder puede ser difícil, pero eso es lo que los artistas intentan hacer. Con sede en la Ciudad de México, el Ónix Ensamble inauguró la nueva temporada de Música de las Américas con Furia y silencio (Furia y silencio), un programa sobrio pero estremecedor en National Sawdust.
Algunos de los títulos hicieron referencias explícitas, como Silencio en Juárez de Juan Pablo Contreras, un elogio a quince jóvenes de esa ciudad que fueron asesinados en una fiesta de cumpleaños en 2010. Desde su dolorosa apertura con los ecos de Messiaen, hasta el ritmo rítmico El final, ‘La Injusticia’, el resultado fue un homenaje a un evento que nadie quiere recordar, pero necesita hacerlo.
En Tepito: Barrio de resistencia, Gabriela Ortiz refleja la fuerza y la fuerza del barrio titular en la Ciudad de México. Por la fuerza de tierras de Charles Halka (“[tomar las tierras por la fuerza”) tenía el espíritu desenfrenado de una caricatura de Roadrunner anotada por Schnittke, que podría haber desmentido a su serio tema, la Revolución Mexicana.
No todo fue sombrío. Alejandro Escuer realizó su propio Kaze (japonés para “el viento”), un catálogo absorbente de efectos cinéticos para flauta solista (aleteos, chasquidos y clics) que muestra la prevalencia mundial de técnicas extendidas para ese instrumento. Kukulcan II de David Dzubay, una oda al templo de Kukulcan en las ruinas mayas de Chichén Itzá, con una escritura que evoca ceremonias siniestras y culto awestruck.
Y para finalizar el programa, el entretenido y entretenido Concierto de Armando Luna recordó a los oyentes el vívido enfoque del color en el país. Además de Escuer, los otros cuatro músicos, todos excelentes, fueron Fernando Domínguez (clarinete), Abel Romero (violín), Edgardo Espinosa (violonchelo) y Edith Ruiz (piano), cada uno completamente inmerso en la política, pero también en la artesanía y la música. arte. Hubo furia y silencio, pero también alegría y humanidad.
Bruce Hodges